Ser Directivo significa dirigir; inducir a otros a hacer lo que deben hacer y hay dos maneras de hacerlo; ordenando o motivando, veamos la diferencia entre ambos y el efecto que causa en sus colaboradores.
El ordenar se apoya en el poder, en la jerarquía. Impone sus propias ideas a sus colaboradores, causando en ellos cierta resistencia, poco involucramiento y desarrollo, además de tener que ejercer el control para asegurar que las cosas se hicieron cuándo y cómo lo pedimos y esto nunca garantiza que los resultados sean confiables y sostenibles.
Por otro lado el Directivo que motiva, que vende, que convence, crea un ambiente que permite a sus colaboradores entregarse por completo a sus labores y aportar con todo su potencial, entonces logramos compromiso, desarrollo personal y resultados confiables y sostenibles.
Pero… ¿cómo logro pasar de ordenar a motivar? ¡Conversando!
Pregunta: Cuándo un Directivo se reúne en su oficina con algún colaborador; ¿Cuánto tiempo de la reunión habla el Directivo y cuánto el colaborador? Las respuestas que recibimos normalmente nos dicen 70-30. Si, el Directivo habla más tiempo, ya que está en “modo ordenar”. Pero un Directivo que motiva, emplea entre el 20-30% para que el colaborador hable el 80-70%, ya que lo hace a través de PREGUNTAS, si, ¡Quien pregunta…dirige!
Con las preguntas logramos pasar a líder-coach, entonces el colaborador entenderá en dónde está parado, que es responsable de sus resultados, que sí ha logrado y qué no, y lo más importante, qué va a hacer para dar el resultado. Entonces a base de preguntas el colaborador se compromete y pone en la mesa su plan de acción, con el cual acordaremos plazos para su revisión.
Entonces estamos hablando de un Directivo que “rompe” con toda la tradición de ordenar. Tradición aprendida desde casa, en la escuela, en donde los papás y los maestros nos dicen qué hacer. Cuando iniciamos nuestra vida laboral, son entonces los jefes, los que nos dicen qué hacer. Adivinen que hacemos cuando nos promueven como jefes…decirles a todos lo que hay que hacer; ¡ordenar!
En el fondo al ordenar estamos visualizando a los colaboradores como un medio para lograr un fin. Cuando conversamos y motivamos, vemos a nuestros colaboradores como el capital más importante; sin ellos no marcha nada, con ellos se puede todo. Entonces nuestro enfoque es la persona y su desarrollo.
Dirigir entonces con lo mencionado en este artículo, significa desarrollar, motivar, entusiasmar…no ordenar o mandar.
Si quieres conocer y prepararte para motivar a través de las conversaciones, convirtiéndote en líder-coach, ¡búscanos, estamos para ayudarte!
